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El tiempo del paisaje:
la sombra de las imágenes (2012). Instalación compuesta por: 1. Dibujo
en lápiz de grafito sobre papel (39,26 x 0,45 m), dispuesto en la pared
rodeando por completo la sala; 2. Soporte de madera de pino (36 x 50 x 22,5
cm), donde están montadas 276 fotografías impresas en blanco y negro sobre
papel offset de 80 gramos (9 x 13,5 cm), cosidas con hilo blanco. Dispuesto en
el centro de la sala; 3. Cuadro con impresión digital sobre cartulina verjurada
(100 x 70 cm). Dispuesto en la pared por encima del dibujo; 4. Cartela de papel
adhesivo impreso, pegado sobre cartón pluma (19,8 x 17,7 cm). Dispuesto en la
pared por debajo del dibujo.
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El tiempo del paisaje: la sombra de las imágenes
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Este proyecto
comienza con una salida en coche el día 18 de octubre de 2009, recorriendo todo
el trayecto de la M-40 de Madrid. Se realizaron 362 fotografías, entre las
16:48 h y las 19:07 h. Las imágenes fueron hechas sin un intervalo de tiempo
concreto entre ellas, con la única pauta de fotografiar los tendidos eléctricos
y las torres de alta tensión. Dos años después, el día 16 de octubre de 2011,
se efectúa otra salida en coche a un polígono industrial ubicado en Vicálvaro
(Madrid). Se producen 276 fotografías, entre las 18:18 h y las 19:17 h. Esta
vez en el proceso de toma de imágenes se siguió la estrategia de realizarlas
con un intervalo de 15 segundos entre una y otra, independientemente del motivo
presente. En ambas salidas las imágenes fueron hechas con una cámara reflex
digital y desde el vehículo en movimiento.
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En el
siguiente paso del proceso las imágenes son cosidas a mano por separado, una a
una, con aguja e hilo fino blanco. Después se tienden de un hilo horizontal,
situado en las paredes, alrededor de toda la sala. Las imágenes se disponen
horizontalmente, una al lado de otra, de la primera fotografía realizada a la
última. Se colocan con una inclinación que va en función de los votos
recibidos. La altura a la que se ubica el hilo horizontal viene impuesta tras
un estudio realizado de porcentajes y estadísticas. Se tiene en cuenta a todas
aquellas personas que residen y trabajan en Madrid, sus diferentes
nacionalidades, y su sexo. Da como resultado una altura de 167, 3 cm. Asimismo
se colocan unos carteles técnicos en el centro de la sala.
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Paralelamente
a este proceso se realiza un soporte con listones de madera de pino, que sirve
para archivar todas las imágenes. Éstas se disponen colgadas en este soporte,
con sus hilos originales. También se
decide introducir en el dibujo la referencia que hace cada sombra a una imagen,
con la realización de pequeñas pegatinas numeradas y que se colocan fuera del
dibujo, en la pared, por encima de él y en la vertical de cada sombra. Asimismo
se realiza también un breve cartel explicativo del proceso inicial, impreso en
una cartulina de dibujo (100 x 70 cm) y enmarcado de forma tradicional. Este
cartel se sitúa en una de las paredes de la sala, y por encima de los dibujos,
para que pueda ser visto y leído, dominando su situación sobre la sala.
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Las imágenes
son impresas en blanco y negro sobre papel de 80 gramos. Para catalogarlas se
decide que intervengan personas externas al dispositivo. Se enseña las últimas
276 imágenes, a 20 personas distintas, eligiendo cada una de ellas 10
fotografías. Simplemente tienen que escoger las que les gusten. Los individuos
que han intervenido y colaborado en estas encuestas, pertenecen a diferentes
nacionalidades. La mitad de ellas son de género masculino y la otra mitad del
femenino. Las 20 personas han seleccionado un total de 200 fotografías,
habiendo coincidido en varias (con 1 voto: 26 imágenes, con 2 votos: 17, con 3
votos: 8, con 4 votos: 12, con 5 votos: 4, con 6 votos: 3, con 7 votos: 3 y con
9 votos: 1 imagen). Hay, tras ello, 74 fotografías con algún voto. Y el resto
no han sido votadas. Los factores de selección de las imágenes van de aspectos
críticos (descuido del paisaje) a aspectos estéticos.
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Hasta aquí,
un primer estado del dispositivo. A partir de ello y por medio de un trabajo en
el que se realiza una conversación plástica con el artista Edward Ruscha, se
cambia totalmente el registro, a través de un giro que se da en el proceso. En
este giro se retoma el medio del dibujo. Se elige el dibujo de lápiz de grafito
para dibujar las sombras que producen las imágenes sobre la pared. En base al tiempo que se tarda en realizarlo,
se organiza el tiempo para un desarrollo efectivo y real del trabajo. Todos los
tiempos son anotados (día y hora de producción). Se trabaja con las mismas
imágenes, a las que se les va cambiando su inclinación, por medio de la
confección de un inventario en el que se detalla el número de imágenes y sus
votos. Se realiza un total de 61 pliegos y medio, con un tiempo de pliego por
hora, que hace un total de 62 horas empleadas en el dibujo.
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Por último
añadir la elaboración de una cartela, igualmente de una manera convencional. En
esta cartela se refleja el título, la técnica, y el material de todo lo que
compone la instalación. También se incluyen los tiempos de realización de los
dibujos.
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Desde el
punto de vista del desarrollo procesual, material y estratégico, la instalación
funciona como un paisaje único, donde las sombras parecen formar una especie de
colinas y cárcavas. Un paisaje único que viene generado a partir de ese otro
paisaje, el de las imágenes. Este es el modo en el que el espectador puede
experimentarlo. Un espacio que puede transmitir sosiego, un espacio propicio
para el pensamiento y la reflexión. Se pretende cambiar esa lógica de la mirada
actual, para recuperar una mirada contemplativa. Pero también puede generar
inquietud a través del dibujo de la sombra y su disposición. El espectador
puede sentirse atrapado por ésta. ¿Por qué dibujar tanto tiempo algo tan
superfluo como la sombra de las imágenes? Quitar las fotos, una suspensión de
la realidad, lo carga de misterio.
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Instalación
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